Mita Rory y Gotas De Leche: un antes y un después en Coronel Oviedo
Luego de 11 años de trabajo en la comunidad de San Isidro con el Programa “Mita Rory”, y de 10 en la comunidad de Azucena con “Gotas de Leche”, estamos culminando exitosamente una etapa en estos Programas de Desarrollo Comunitario centrado en la Niñez de Coronel Oviedo, donde llegamos a más de 450 niños y niñas patrocinados, además de sus familias.
Ambos programas fueron implementados desde el inicio en alianza con el Centro Cristiano Asistencial Betel (CCAB), y desde el año 2015, con la ONG Crecer.
“El programa ayudó mucho a todos los niños y niñas con el apoyo escolar y el comedor”, cuenta Matías (11 años), quien sueña con ser doctor y con cambiar las cosas en su entorno. Participa del programa desde que tiene 7 años de edad.
Familias de escasos recursos con viviendas muy precarias, sin trabajo seguro, ni agua potable, habitando en zonas inundables, sin un espacio donde los niños, niñas y adolescentes pudiesen reforzar sus estudios, fueron las principales dificultades encontradas en la zona al momento de iniciarse el programa.
Desde entonces, las familias han logrado organizarse conformando comisiones reconocidas por instituciones del estado. Hoy en día cuentan con agua potable, viviendas construidas por el gobierno y con familias que se auto gestionan. El acompañamiento a la educación a los niños, niñas y adolescentes ha mejorado notoriamente, ahora cuentan con un Centro Comunitario al cual acceden a clases de apoyo escolar.
“El programa fue muy beneficioso para mis hijos, les ayudó mucho en sus estudios el apoyo escolar, nos ayudaron también con uniformes y útiles escolares. Gracias al programa los niños mejoraron sus notas en el colegio, los vecinos se unieron para poder formar comisiones, y realizar muchos proyectos”, cuenta María Dorita Villalba, madre de Ana (13), Víctor (11) y Diego Jesús (8). Participa en el programa desde el año 2006.
María resalta que, con su familia, aprendió mucho con el programa y que se nota el progreso en la comunidad misma. “Hay mucha diferencia, había mucha necesidad y gracias al programa la comunidad cambió su forma de pensar, hoy día la mayoría está progresando”.
Por su parte, Nidia Luci Ledesma, presidenta del Centro Comunitario Mita Rory destaca que “Gracias al programa esta comunidad cuenta con un lugar donde nuestros hijos puedan participar y formarse cada día más en sus estudios y además hay muchas familias de muy escasos recursos, ha ayudado a entender muchas cosas a través de las capacitaciones, charlas y talleres dictados por el programa. Además han recibido útiles, uniformes, zapatos, merienda y otros”. Nidia ha participado activamente de las diversas actividades como talleres, capacitaciones y reuniones desde que inició, explicando al mismo tiempo que los principales desafíos del programa fueron el mejorar la situación de los centros, generar espacios de encuentro y tener un comedor.
“Aprendí mucho con los cursos y las charlas, aprendí a educar a mis hijos con educación en valores y aprendí oficios”, explica Edita Beatriz López Benítez, de la comunidad Azucena, quien participa en el programa Gotas de Leche desde su inicio en el año 2006 y vio mejoras en su comunidad gracias a los proyectos realizados.
Jorge Luis (13) sueña con ser administrador de empresas, tener una buena familia y un hogar. Participa del programa desde los 10 años y comenta que: “Cuando empecé en el programa veía muchos niños que tenían problemas en la escuela, y el apoyo escolar les ayudó mucho a mejorar, también en el tema de la nutrición también, muchos niños que necesitan comen en el comedor del centro comunitario”.
Culminar un ciclo nunca es fácil, y pareciera que siempre hay más cosas por hacer. Y de hecho es así; en nuestro caso, las “graduaciones” como denominamos cuando un programa llega a su fin, se dan cuando la comunidad ha concluido una etapa de su crecimiento, se encuentra fortalecida, empoderada, y puede continuar por sí misma sobre la base de todo lo aprendido y de la capacidad instalada y fortalecida durante todos estos años.
En este sentido, mirando los últimos tres años de cooperación en programas, podemos ver hoy los siguientes resultados: 31 aulas u otras facilidades en las escuelas fueron construidas o reparadas, más de 673 niños y niñas recibieron seguimiento nutricional en el último año, 1.175 niñas, niños y adolescentes fueron capacitados en temas relacionados a salud preventiva, 72 niños, niñas y adolescentes forman parte de comités comunitarios o grupos organizados, 220 adolescentes y adultos recibieron servicios y capacitaciones sobre salud reproductiva, 4.680 insumos escolares fueron proveídos, entre otros.
Al “graduar” un programa, buscamos una nueva zona que nos permita contribuir la mejora de su calidad de vida y promover junto a ellos un Desarrollo Comunitario centrado en la Niñez. En este caso, estamos felices de poder continuar trabajando en Coronel Oviedo, siempre en alianza con Crecer, en los primeros pasos en la comunidad de Blas Garay.
GRACIAS!! A todos los niños, niñas y familias de San Isidro y Azucena. Gracias!!! Por permitirnos ser parte de su historia.